viernes, 17 de agosto de 2012

CARTA DE HENRY HOLGUIN A LA SECRETARIA DE CULTURA DE CALI SOBRE EL PROBLEMA DE LA SALSA


Guayaquil, Abril del 2012, invierno.

Estimada psicóloga Tatiana Barrios y
Amigos de Salsa Gorda :

Usted tiene razón respetada doctora. Umberto Valverde está loco y no es el único. Yo también lo estoy. Y lo estaba Andrés Caicedo Estela. Tan loco que se suicidó. Y tantos y tantos caleños que luchamos durante décadas para que Cali aceptara sin vergüenzas estúpidas su herencia negra y africana. Ya lo decía yo en mis programas de radio: "hasta el rubiecito ojiverde que nos mira por encima del hombro en Cali, tuvo un abuelo esclavo". Hasta usted, estimada psicóloga.

Y nuestra locura no es temporal. Es permanente. Nos volvimos locos del aburrimiento en los años 70s cuando la sociedad caleña intentó imponernos a "los graduados, los black star y demás cultores de la música paisa", como decía el famoso afiche que yo ayudé a pegar en las paredes de Cali. Es un intento cíclico y se utilizan numerosos ritmos tratando de hacernos olvidar nuestras raíces y destino afrocolombiano.

Han atacado con el rock, con el rock latino, con el vallenato, ahora con el regaeton y la bachata. Siempre surge un funcionario, ebrio de poder, que considera vergonzoso que los caleños bailemos, cantemos y gocemos con el ritmo sincopado de la salsa. En esos lejanos sesentas era Rodolfo Aicardi y demás paisas llorones quienes trataban de imponernos su ritmo lamentable.

Pero, al mismo tiempo, en una discoteca perdida llamada "El Columpio" un dj de la época sintió urgente necesidad de ir al baño y, como era costumbre, puso en el "picot" un Long play colocando la aguja al inicio de un tema lo suficientemente largo como para permitirle su licencia física: "Micaela". Pero se equivocó al marcar la velocidad y lo puso en 45 en vez de 33. Cuando estaba agradablemente sentado en el baño, escuchó el coro cantando "!! ayayay Micaela se botó ¡!" con una voz un tanto meliflua y se dio cuenta de su error. Acabó lo suyo como pudo y salió corriendo temiendo la puteada de los bailarines pero encontró con sorpresa que la gente estaba bailando el disco de 33 en 45. Allí nació la salsa caleña, con un ritmo mucho más rápido que el puertorro, lo que origina el baile rapidísimo en el que ni se ven los pies y que transforma al bailarín caleño en un fantasma que flota sobre la pista con su sonrisa iluminada. Por eso, cuando vinieron por primera vez Richie Ray y Bobby Cruz a la Caseta Panamericana, la primera noche la gente no les cogió el paso. Por que tocaban en 33 y los caleños estábamos ya acostumbrados a bailar en 45. Con Humberto y otros locos les explicamos el problema y a la mañana siguiente esos otros dos locos - ni Richie ni Bobby aguantarían una hora en el sofá con usted, querida doctora -se fueron para Juanchito, conocieron a Amparo y escribieron el Amparo Arrebato que la negra hermosa bailó esa noche en la Panamericana junto con 20 mil caleños emocionados.

Por eso nos arrodillamos, en un acto de locura, ante Richie y Bobby, ganándonos con Umberto terribles críticas de la iglesia y de la sociedad, aún no derrotada por la realidad histórica.
Y hemos seguido con nuestras locuras. Cuando hicimos la cadena humana - cogidos de la mano Umberto, Andrés Caicedo y el susquescribe - para impedir la bestialidad de tumbar el edificio Otero. Y cuando luchamos - nos faltó luchar más - para que no tumbaran el Alférez Real y la Gobernación.

Y ahora resulta que todos estamos locos, Lucas. No le bastan a la señora Secretaria, ni a la doctora Tatiana, los hechos consumados que han probado que - a pesar de la persecución en su contra, de su injusto carcelazo y tantas otras vainas - el mejor embajador que ha tenido Cali en toda su historia se llama Jairo Varela. No les basta que Cali y su cultura salsera se haya impuesto sobre todas las demás en el imaginario internacional. No le basta que el himno de Cali ya no sea la obsoleta pieza que obligan a cantar en los estadios sino " Cali Pachanguero". No le basta que esta ciudad que no ha podido ganar ni siquiera una copa Libertadores ( si sabrá mi doctora que es eso?) haya ganado hijuemil campeonatos mundiales de salsa. No le basta que en estos momentos un grupo de bailarines caleños esté clasificado para la final de un reality de la importancia de "¡Hola!" de Univisión, transmitido en todo el mundo y presentado por Marc Anthoy y Jennifer López. ( Por si acaso doctora Tatiana, no confundir a Marc Anthony con Anthony de Avila, uno de los culpables de que los caleños no hayamos sido campeones de la Libertadores) No les basta que cerca de dos centenares de escuelas de salsa desfilen todos los años por el salsódromo de nuestra ciudad donde el absurdo alcalde que acaba de salir para dar paso a otro más absurdo aún a quién no le alcanzó el tiempo para barbarizar lo suficiente durante su último gobierno, decidió cobrar a los caleños por la entrada a verse en el espejo, porque eso es lo que hacemos en ese tipo de eventos.

Pero no importa. Quiten el presupuesto de la salsa y dedíquenlo a otros menesteres. Bloqueen nuestra cultura en la forma en que quieran hacerlo. La batalla que iniciamos los locos que pegamos aquellos afiches que decían:

"¡EL PUEBLO DE CALI RECHAZA!


A los Graduados, los Black Star y demás cultores de la música burguesa paisa

Porque la cosa no es de "sufrir me tocó a mí en esta vida", sino de
"¡Agúzate…que te están velando ¡

Esa batalla continúa y los salseros de Cali sabemos cómo pelearla.  Y cómo ganarla. Si la doctora Tatiana desea estoy dispuesto a entregarme voluntariamente en San Isidro con una sola condición: que no me curen del todo para seguir peleando siempre por Cali y sus causas. Cómo cuando, siendo concejal, me dio la locura por pedir un monumento para el cacique Petecuy y me derrotaron los cuerdos que opinaron que no era justo rendirle homenaje a un "indio caníbal".

Así que alerta salseros de Cali. Nuevamente estamos en la trinchera. Convoco a todos los locos esquizofrénicos como Umberto y yo, para qué, orgullosos de nuestra divina locura, nos aprestemos a defender la salsa. Si tenemos que demostrarles cuantos somos, estoy dispuesto a viajar y participar en la gran marcha por nuestra cultura, por la salsa, por todo lo que nos identifica ahora a lo largo y ancho del mundo y que algunos negros vergonzantes - porque en Cali no hay rubios-rubios ni blancos-blancos- intentan por enésima vez destruir.

Que Umberto comande esta idea. Adelante mi loco comandante.

Un abrazo salsero a la distancia y como siempre, pueblo de Cali:   ¡!! El que tenga miedo que se compre un perro ¡!!

Henry Holguín
cc-19199350- Bogotá

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