domingo, 26 de agosto de 2012

DISCURSO DE AGRADECIMIENTO EN ACTO DE LA UNIVERSIDAD ESTATAL DE MILAGRO POR MIS 50 AÑOS DE PERIODISMO.


(Ante el Rector, el Master Javier Paguay y directivos de la UNEMI así como centenares de estudiantes, especialmente los organizadores de 9o nivel de Comunicación social.

Quiero agradecer en esta noche inolvidable, a la Universidad Estatal de Milagro, a su Señor Rector Mafer Jaime Orozco Hernández, a mi querido amigo y colega Javier Paguay, a los alumnos de 9o semestre de Comunicación social y en general a todos quienes organizaron este bello homenaje. Y quiero destacar el hecho de que, como no ocurre generalmente, no se esperó a que hubiera fallecido para homenajearme."En vida que me quisieran, de muerto ya para qué..." dice el filósofo ecuatoriano Gerardo Morán y creo que tiene razón.

Y me siento doblemente satisfecho por que este homenaje me lo brinda la comunidad universitaria que en materia de enseñanza periodística mas merece mi respeto y admiración en todo el Ecuador. Por que en la UNEMI se están formando verdaderos periodistas, conscientes de su responsabilidad social e histórica, dignos herederos de nosotros, los viejos maestros.

Por que la cátedra periodística no puede continuar alejada de la realidad. No se puede continuar enseñando a los futuros periodistas una realidad virtual que los prepara para trabajar en un país inexistente. Si algo admiro de la UNEMI es el respeto que se le tiene a la práxis periodística.El sentido común, la lógica académica con que se enfrenta la realidad y el compromiso con la historia.

Por eso estoy aquí y no en otras aulas mágnas. Por que llegar a los 50 años ininterrumpidos de ejercicio de una profesión tan agobiante, acosadora y axfisciante como esta, merece un auditorio como este. Gente que me entienda.Gente a la que entiendo.

Alguno de los estudiantes de la UNEMI me preguntó en uno de los tantos reportajes que generosamente me han hecho, que música preferiría que sonara el día de mi entierro. Le confesé que ya la tenía escogida y lista en una vieja grabadora de casette. Allí grabé 10 minutos con el ruido infernal de la rotativa de EXTRA, la Goss Metro 4 pisos en que se imprime el diario de mayor circulación. Grabé el ruido de la rotativa mas poderosa del Ecuador botando 400 mil diarios a razón de  20 mil cada quince minutos. Esa, la música mas maravillosa del mundo, es la que he escogido para que me acompañe mientras trasladan mi ataud de Piqueros, donde seré velado, a Salango donde me sepultarán a la espera de que el mar me lleve con el primer aguaje, cumpliendo mi sueño de que mis huesos naveguen al garete en el mar de Pizarro y de Balboa, en el mar del spondilus, en el mar de Ecuador.

Hace 50 años, cuando me inicié como reportero, la mayoría de los aquí presentes no había nacido.
Tampoco había nacido el Internet, la TV a color,las minigrabadoras, los smartophones, los celulares, la web, el face, el twiter, las web cam...
Vengo de otro mundo. Por eso mi genuino asombro medio siglo después de aprender a manejar una vieja máquina de escribir underwood o remington, ante las maravillas de la tecnología moderna que facilitan el trabajo de los periodistas modernos.

Yo, que me inicié en periodismo impreso en la era del plomo y los linotipos,preparo ahora el lanzamiento de los noticieros on line por la nueva emisora por Internet que maneja mi empresa. Yo que en la radio me inicié con las enormes grabadoras hugger y los transmisores en am, ahora estoy en una radio digital que se escucha con la misma calidad de sonido en Pekín o en la Patagonia. Yo que salía a hacer mis reportajes para la revista Cromos con equipo de fotógrafo y conductor, ahora cargo en este solo aparatito, la posibilidad de hacer fotos, grabaciones, mensajes, comunicación de todo tipo y puedo desde aquí transmitir mis noticias.
Es un tremendo cambio el que he vivido en la parte tecnológica. Y en la parte humana, ¿de que puedo quejarme?. Cuando me vaya me llevaré una maleta cargada de recuerdos,imágenes y emociones mas valiosa que cualquier capital material.

Lo he visto todo. El horror, la muerte, la sangre, la violencia.Pero también la justicia, la alegría, la risa y la satisfacción del deber cumplido. Mi cuerpo lleva las huellas de 10 atentados, los balazos que no me mataron a mí, como si lo hicieron con 180 reporteros colombianos asesinados en 10 años. Mis ojos se irán con el recuerdo de miles de crónicas, de reportajes y noticias escritas, contadas o gritadas, ahí donde los demás susurran.
Mil gracias UNEMI, mil gracias Ecuador. Los años que vienen serán mas duros todavía. Terribles peligros se ciernen sobre nuestra profesión, sobre este maldito oficio que practicamos con amor y pasión.

Deben ustedes estar preparados para el inmenso sacrificio y los problemas que conllevan el ser periodista.
Y, dentro de 50 años, cuando sean ustedes los que estén recibiendo este homenaje, recuerden a este viejo reportero que pasó por el Ecuador, como un rayo, como un relámpago apasionado.

Mil gracias

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